COWORKING 2.0. DE LA CÚPULA A LA PLAYA, LA NUEVA OLA DE LAS OFICINAS COMPARTIDAS

Trabajar mirando el mar, desde la cúpula de un patrimonio histórico o encontrar un espacio de belleza en la oficina pueden ser opciones más tangibles de lo que parecen. Con la irrupción de los espacios de coworking, los horarios y lugares varían, y las oficinas tradicionales cambiaron hacia lugares más amenos y que fomenten vínculos interdisciplinarios a la hora de hacer negocios.

“La gente se está volcando a áreas más colaborativas de trabajo. Hay posibilidades inmensas. Empresas establecidas ven el valor agregado y entienden que el espacio de trabajo tiene que ser la extensión de su casa y no un espacio rígido para cumplir e irse”, contó Carlos Gareis, deputy head de WeWork en Latinoamérica a LA NACION.

Según su visión, los espacios de trabajo deben contar con un ambiente multidisciplinario, que otorgue calidez desde el diseño, la iluminación, entre otras cosas. En el caso de WeWork, se establecieron espacios de trabajo en el Campo de Polo o en la base de un cerro, en Bariloche, para que la gente pueda trabajar cerca de espacios de ocio. “Es acercar el espacio a donde está la gente. Generalmente las compañías que tienen que hacer nuevos proyectos alquilan lugares y nosotros lo pensamos como algo dentro de la empresa. ¿Por qué salir de tu espacio para ser creativo cuando podría ocurrir todo dentro del mismo lugar?”, planteó.

Según la última encuesta del portal de economía colaborativa, Plan C, en 2017 se registraron 123 espacios de coworking, lo que representa un crecimiento del 50% en comparación con el año anterior, donde figuraron 82. Además, indicó las personas que trabajaron en lugares de coworking aumentaron un 116% (unos 13.550 “coworkers” nuevos).

En relación a la distribución geográfica, el estudio estableció la existencia de espacios decoworking en 30 localidades del país, de las cuales en la ciudad de Buenos Aires hay un 40% del total.

Apuesta histórica

Otra marca que se subió a la ola de los espacios del coworking que GlobalLogic, dirigida al desarrollo de productos digitales, que hace unos días abrió las puertas de un espacio cercano a la playa, entre los balnearios Varese y Playa Grande de la ciudad de Mar del Plata. “En línea con el boom del trabajo en áreas compartidas, la empresa inauguró un lugar dedicado a sus colaboradores marplatenses pensado para ser un punto de aprendizaje que inspire y promueva la creatividad y la colaboración”.

Es un chalet refaccionado que la empresa alquila y cuenta con una terraza con vista al mar y un jardín de invierno. Actualmente lo utilizan alrededor de 10 personas.

Paola Rodríguez directora de Marketing y Comunicaciones de GlobalLogic para Latinoamérica, dijo a LA NACION: “Nosotros tenemos muchísimos remotos en distintas provincias y Mar del Plata es una ciudad a la que apuntamos porque tuvimos un auge de incorporaciones. Optamos por un coworking donde todos se pudieran reunir, empleados que pudieran comunicarse con sus líderes y directamente con los clientes”.

El espacio se eligió para fomentar la creatividad. “Es un lugar ameno. Entendemos que nuestros colaboradores tienen sus propios horarios y manejos de tiempo, entonces, nos era muy atractivo que sea céntrico, cercano a la playa”, expresó.

“Si bien el espacio es importante, lo es más el trabajo. Lo tradicional no es donde trabajás sino cómo lo trabajás”, expuso Rodríguez.

Trabajar mirando el mar, desde la cúpula de un patrimonio histórico o encontrar un espacio de belleza en la oficina pueden ser opciones más tangibles de lo que parecen. Con la irrupción de los espacios de coworking, los horarios y lugares varían, y las oficinas tradicionales cambiaron hacia lugares más amenos y que fomenten vínculos interdisciplinarios a la hora de hacer negocios.

“La gente se está volcando a áreas más colaborativas de trabajo. Hay posibilidades inmensas. Empresas establecidas ven el valor agregado y entienden que el espacio de trabajo tiene que ser la extensión de su casa y no un espacio rígido para cumplir e irse”, contó Carlos Gareis, deputy head de WeWork en Latinoamérica a LA NACION.

Según su visión, los espacios de trabajo deben contar con un ambiente multidisciplinario, que otorgue calidez desde el diseño, la iluminación, entre otras cosas. En el caso de WeWork, se establecieron espacios de trabajo en el Campo de Polo o en la base de un cerro, en Bariloche, para que la gente pueda trabajar cerca de espacios de ocio. “Es acercar el espacio a donde está la gente. Generalmente las compañías que tienen que hacer nuevos proyectos alquilan lugares y nosotros lo pensamos como algo dentro de la empresa. ¿Por qué salir de tu espacio para ser creativo cuando podría ocurrir todo dentro del mismo lugar?”, planteó.

Según la última encuesta del portal de economía colaborativa, Plan C, en 2017 se registraron 123 espacios de coworking, lo que representa un crecimiento del 50% en comparación con el año anterior, donde figuraron 82. Además, indicó las personas que trabajaron en lugares de coworking aumentaron un 116% (unos 13.550 “coworkers” nuevos).

En relación a la distribución geográfica, el estudio estableció la existencia de espacios decoworking en 30 localidades del país, de las cuales en la ciudad de Buenos Aires hay un 40% del total.

Apuesta histórica

Otra marca que se subió a la ola de los espacios del coworking que GlobalLogic, dirigida al desarrollo de productos digitales, que hace unos días abrió las puertas de un espacio cercano a la playa, entre los balnearios Varese y Playa Grande de la ciudad de Mar del Plata. “En línea con el boom del trabajo en áreas compartidas, la empresa inauguró un lugar dedicado a sus colaboradores marplatenses pensado para ser un punto de aprendizaje que inspire y promueva la creatividad y la colaboración”.

Es un chalet refaccionado que la empresa alquila y cuenta con una terraza con vista al mar y un jardín de invierno. Actualmente lo utilizan alrededor de 10 personas.

Paola Rodríguez directora de Marketing y Comunicaciones de GlobalLogic para Latinoamérica, dijo a LA NACION: “Nosotros tenemos muchísimos remotos en distintas provincias y Mar del Plata es una ciudad a la que apuntamos porque tuvimos un auge de incorporaciones. Optamos por un coworking donde todos se pudieran reunir, empleados que pudieran comunicarse con sus líderes y directamente con los clientes”.

El espacio se eligió para fomentar la creatividad. “Es un lugar ameno. Entendemos que nuestros colaboradores tienen sus propios horarios y manejos de tiempo, entonces, nos era muy atractivo que sea céntrico, cercano a la playa”, expresó.

“Si bien el espacio es importante, lo es más el trabajo. Lo tradicional no es donde trabajás sino cómo lo trabajás”, expuso Rodríguez.

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